lunes, 4 de febrero de 2019

Cine del Oeste en la Comunidad de Madrid

Obra póstuma de nuestro amigo Ángel Caldito en colaboración con Javier Ramos


El libro "Cine del Oeste en la Comunidad" es un estudio concienzudo sobre la importancia de Madrid en el desarrollo del fenómeno cinematográfico que fue el spaghetti-western. Este género se asocia generalmente sólo a Almería, cuando en realidad se rodó también en muchas otras zonas, como por ejemplo Madrid. De hecho, más de 200 películas se rodaron, total o parcialmente en nuestra Comunidad. En el libro hablamos de la historia de los rodajes, de las principales localizaciones utilizadas y de todos los artistas, técnicos y empresas madrileñas que trabajaron en ellas. Tendrá unas 400 páginas y casi el mismo número de fotografías a color.


El libro se va a financiar mediante crowdfunding, en le siguiente enlace:
https://www.verkami.com/locale/es/projects/22567-el-cine-del-oeste-en-la-comunidad-de-madrid

Conociendo la calidad de los trabajos que realizó Ángel Caldito estamos seguros que será de gran interés para los que nos gusta Madrid y también el cine. Desde aquí damos las gracias a Javier Ramos por su inestimable colaboración al haber hecho realidad lo que tanto deseó nuestro inolvidable amigo.

Ricardo Márquez
José Manuel Seseña

miércoles, 24 de enero de 2018

Se nos fue nuestro amigo Ángel Caldito

Hoy no vamos a hablar de Madrid, sino a recordar a nuestro amigo Ángel Caldito que se nos fue recientemente con solo 58 años. Un recuerdo a su memoria reconociendo el poder escribir de temas madrileños de su gran afición al cine, máxime residiendo de manera permanente a 350 Km. de Madrid en la ciudad que le vio nacer.


Sus trabajos a distancia sobre el séptimo arte para los blogs Historias Matritenses e Historias Cinematográficas solo han sido posibles gracias a la gran documentación que fue recopilando a lo largo de los años a través de búsquedas concienzudas de investigación completada con adquisición de bibliografía.

Colaboró en ambos blogs hasta el último momento pues siempre estaba pendiente de responder a cualquier comentario sobre su especialidad que tanto le apasionó. Cuando se vio que esa enfermedad maldita que todos sabemos pero evitamos nombrarla, empezó a hacer mella en él, dejó de publicar artículos para centrarse en el libro que preparaba sobre los rodajes cinematográficos de westerns en la Comunidad de Madrid y lo que le obligó también a disminuir sus colaboraciones en actividades radicadas en su ámbito local.

Foto Nuevo Mundo, año 1907

Lamentablemente no pudo completar el libro aunque dejó la mayoría de los capítulos terminados y muy avanzados los del resto. María José, su esposa y compañera, va a cumplir sus deseos con la ayuda de un amigo de Ángel con el que él compartió su enorme pasión cinéfila.

Con este modesto panegírico queremos rendir homenaje a nuestro amigo Ángel Caldito y nuestro mas sentido pésame para María José y la hija.

Descanse en paz.


Ricardo Márquez y José Manuel Seseña

Algunos artículos de Ángel Caldito, para ver más pueden utilizar el buscador:
http://historias-matritenses.blogspot.com.es/2012/09/la-comarca-de-las-vegas-situada-en-el.html
http://historias-matritenses.blogspot.com.es/2009/03/estudios-roptence.html
http://historias-matritenses.blogspot.com.es/2008/09/estudios-cinematogrficos-chamartn.html
http://historias-matritenses.blogspot.com.es/2009/09/los-estudios-cea-de-parque-de.html
http://historias-matritenses.blogspot.com.es/2008/07/estudios-cea-cinematografa-espaola.html
http://historias-matritenses.blogspot.com.es/2008/12/los-primeros-estudios-de-cine-en-madrid.html
http://historias-matritenses.blogspot.com.es/2014/06/daganzo-un-pueblo-de-cine.html

jueves, 12 de junio de 2014

Daganzo, un pueblo… de cine.

El pasado 21 de Mayo se celebró una reunión informativa en Daganzo de Arriba, a 30 km de Madrid y a 20 minutos escasos del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, para presentar el proyecto “Daganzo, un pueblo…de cine”.  Con dicho proyecto, se pretende que dicha localidad sea un punto neurálgico en la industria cinematográfica y promover rodajes cinematográficos y televisivos. Se va a realizar una exposición retrospectiva sobre la historia de aquellos estudios, para recordar aquella época y se homenajeará a sus  protagonistas.


Entre el pueblo de Daganzo de Arriba y Alcalá de Henares, a comienzos de los 70, iniciaron su andadura con el nombre de Estudios Madrid 70,  unos estudios de rodajes y un Poblado del Oeste, fueron en sus comienzos propiedad de Philip Yordan y la compañía de servicios cinematográficos Mole-Richardson. Cuando ellos ostentaban su titularidad,  se rodaron allí películas como: Una ciudad llamaba bastarda (Robert Parrish 1973), El hombre del río malo (Eugenio Martin, 1971), Pánico en el Transiberiano (Eugenio Martín, 1972), o Krakatoa, al este de Java (Bernard Kowalski 1970), entre otras.
Posteriormente, en 1979, fueron adquiridos por el productor y realizador Juan Piquer Simón y en sus 40.000 m2 se ruedan entre otras, los exteriores de las siguientes producciones:
Misterio en la isla de los Monstruos (1980), Los diablos del mar (1981), El Tesoro de las cuatro coronas ( Ferdinando Baldi,1982, película en 3D), Othello, black commando ( Max  H. Boulois,  1982), Mas allá del terror (Tomas Aznar,1980), Los nuevos extraterrestres (1983) y Guerra sucia (1984). En 1985 el Poblado del Oeste es destruido por un incendio.
-.-.-
Autor: Ángel Caldito

En estos blogs también colaboran: José Manuel Seseña y Ricardo Márquez.

Enlaces:
http://historias-matritenses.blogspot.com.es/2009/02/poblado-del-oeste-y-estudios-de-daganzo.html
http://historias-cinematograficas.blogspot.com.es/2009/02/poblado-del-oeste-y-estudios-de-daganzo.html
https://www.facebook.com/pages/Daganzo-Un-pueblo-de-cine/1494995884051940?fref=photo
http://www.ayto-daganzo.org/tu-ayuntamiento/organizacion-municipal/areas-administrativas/archivo-municipal/proyectos-en-marcha/proyecto-de-cine-en-daganzo.html

viernes, 24 de mayo de 2013

El cine de verano del cacereño barrio de San Blas

Los cines de verano son herederos directos de aquellas proyecciones ambulantes al aire libre en barriadas y zonas rurales que marcaron los inicios de la Historia del Cine, por cuanto permiten un montaje e instalación rápidos de todo lo necesario para asistir a la magia del Séptimo Arte. Tales cines se convirtieron en un elemento esencial para las proyecciones estivales a mediados de la pasada centuria, cuando los sistemas de ventilación y de aire acondicionado para refrigerar las salas cubiertas no contaban aún con una potencia acorde, en el caso que nos ocupa, a las temperaturas de una región como la extremeña y de una población como la de Cáceres. Fue así como el Séptimo Arte permitió su disfrute durante todas las estaciones del año, de forma que el Cine representa la forma de ocio pública más extendida del siglo XX, sobre todo hasta la década de los años sesenta.

Estos cinematógrafos concebidos para la canícula pueden ocupar espacios preexistentes o que éstos sean diseñados específicamente para los meses veraniegos. En otra ocasión hemos estudiado con detenimiento ambas posibilidades, mediante el análisis de los cines del municipio cacereño de Zorita, tanto de los cubiertos como de los de verano(1). En lo que a estos últimos se refiere, Zorita contó en la década de los años cincuenta y primeros sesenta con “espacios ocupados” como la Plaza de Toros y una prensa de aceitunas(2); y, entre los espacios creados ad hoc, coexistieron solares destinados exclusivamente a proyecciones veraniegas –o que compartían su uso como pista de baile–, y cines de verano anexos a los cines cubiertos o de invierno. La tipología responde, por consiguiente, a cuatro pautas:
- espacios de ocio reutilizados (y que cuentan de por sí con los servicios necesarios para la atención al público);
- espacios que en origen no son de ocio, pero que serán utilizados como lugares de proyección;
- instalaciones anejas a los cines cubiertos, las cuales utilizan la infraestructura de éstos;
- y, finalmente, cinematógrafos de verano construidos ex profeso para las proyecciones de esta estación.

También en la ciudad de Cáceres el espacio ocupado por excelencia para cinematógrafo estival fue la Plaza de Toros, lugar idóneo a todas luces por su condición de anfiteatro. A ella se sumaba el llamado “Cine Rex”, que existió en el verano de 1956, sito en la Huerta del Conde, en la intersección de las actuales Ronda de San Francisco y Avda. de la Bula. Ciertamente, en una población urbana los cines de verano anexos son más difíciles de encontrar que en zonas rurales debido a las dificultades derivadas del espacio disponible; de ahí que no hayan existido en Cáceres instalaciones adjuntas, pues ni el “Gran Teatro”, ni el “Cine Norba”, ni el “Cine Capitol” disponían de superficie aledaña que así lo permitiera. Sí lo tendrá en cambio el “Cine Astoria”, pues este edificio vino a ocupar parte del espacio de un cine de verano anterior.

Tal es la razón de que los cinematógrafos de verano diseñados de nueva planta ocupen solares distantes de los cines cubiertos que son su matriz. Fueron dos los cinematógrafos de verano cacereños concebidos como tal en lo que a su arquitectura se refiere: el “Cine Capitol de Verano” (al que acabamos de referirnos como el terreno en el que se erigió el “Cine Astoria”) y el “Cine de San Blas”. El primero se ubicaba en la intersección de las calles Santa Joaquina de Vedruna y San Pedro de Alcántara, en un entorno de intenso crecimiento urbano en la época; sobre el espacio que ocupaba se construirá el “Cine Astoria”, inaugurado en 1963, con un cine de verano anexo y de bastante menor tamaño, denominado “Terraza Capitol”, según diseño inicial del arquitecto Vicente Candela y culminado, tras el temprano fallecimiento de éste, por el arquitecto madrileño Luis Martínez Feducci, quien también fuera autor del “Cine Capitol” de la Calle Sancti Spiritu (3). Al otro cine que hemos citado, el “Cine de San Blas”, también inaugurado en 1963, dedicamos las presentes páginas.

Desmontaje del “Cine Capitol de Verano” en 1961, para la construcción del “Cine Astoria”

El “Cine de San Blas” se concibe –al igual que sucediera con el “Cine Rex” más de un lustro antes– como un cine que intenta conjugar su destino para el ocio estival con su ubicación de cine “de barrio”. En el caso del mencionado “Cine Rex” fue la barriada del Espíritu Santo el objetivo de la empresa, mientras que los barrios de San Blas y de Pinilla fueron los atendidos por el cinematógrafo objeto de estudio. Asimismo, la barriada de Aldea Moret contó en esos años con las proyecciones de un Cine Parroquial.

En otro orden de cosas, la ubicación del “Cine de San Blas” posee unas connotaciones sociológicas singulares: situado en los aledaños de uno de los colectores más importantes de la población en una de sus zonas más bajas, cercano al cementerio municipal y al matadero, y en las proximidades de huertas, fábricas de curtidos y talleres mecánicos, su destino era eminentemente popular, como confirma además la proximidad de la barriada obrera de Pinilla y de instalaciones militares. Nada que ver, por consiguiente, con el “Cine Capitol de Verano”, ubicado en un área de expansión de la burguesía cacereña al tiempo que zona comercial y de servicios, prácticamente colindante al que por entonces comenzaba a ser el corazón de la ciudad: el Paseo de Cánovas. Respondía el “Cine de San Blas”, por tanto, a una arquitectura de ocio exterior a la población, junto a una de sus antiguas puertas y a un lado de la entonces carretera de Torrejón el Rubio. Los vecinos de la zona no consideraban el “Cine Capitol”, junto a la Plaza Mayor, como perteneciente a la barriada; de hecho, lo más próximo que permanecía en la memoria de los lugareños era el “Cine Principal” de la Plaza de las Canteras, antiguo teatro reconvertido posteriormente en cine, el cual había dejado de funcionar hacía más de dos décadas y se había transformado en una panadería.

Restos del edificio del antiguo Teatro Principal, en la Plaza de las Canterías. 

La aparición del “Cine de San Blas”, además del carácter sociológico que acabamos de describir, se enmarca también en el tejido de la explotación cinematográfica en Cáceres. Tres eran los polos empresariales del Séptimo Arte en la ciudad en esos años: uno, el más antiguo, representado por la sociedad que regenta las salas del “Gran Teatro” y el “Norba”, de carácter local, a cargo de José Muñoz Pérez; otro, por la empresa de origen madrileño que explota desde los años cuarenta el “Capitol” y construye en los años sesenta el “Astoria”, gestionada por Fernando Sotomayor y Sergio Bejarano; y, en tercer lugar, el Obispado, bajo el gobierno de Llopis Ivorra, sea a través de su Obra Interparroquial Recreativa (O.I.R.) o de otras parroquias e instituciones religiosas, como fuera el caso del “Cine del San Antonio” y del “Cine de San Mateo”. Fruto de esta labor por el cine, el Obispado inauguraría en 1962 el “Cine Coliseum”.

En lo que se refiere a los cines de verano, la empresa Norba gestionaba la Plaza de Toros mientras que la empresa Sotomayor Puebla explotaba el “Cine de Verano Capitol”. Pues bien, en este contexto, la iniciativa del “Cine de San Blas” procede de alguien en principio ajeno a la explotación cinematográfica, de un polifacético emprendedor cuyos negocios se basaban en gran parte en la construcción, en unos momentos de fuerte crecimiento urbano en la ciudad. Se trata del contratista de obras Severiano Población Martínez. De hecho, su cine también será conocido popularmente como el “Cine de Población”.

Detalle de la fotografía aérea del “Vuelo de 1961”, donde se aprecia del entorno y cercado que ocupará el “Cine de San Blas”. ©S.I.G. Ayuntamiento de Cáceres. 

Vista aérea actual del espacio que ocupaba antiguamente el “Cine de San Blas”. © Google Earth.

Pero Severiano Población Martínez sí era un hombre de cine, aunque no fuera exactamente tal su negocio hasta embarcarse en la iniciativa del “Cine de San Blas”. Y es que había sido protagonista de un filme muy llamativo en la Historia del Cine español, siendo éste el único largometraje en el que participó, y el único donde fue el actor principal: Segundo López, aventurero urbano, rodado por Ana Mariscal en 1952 y estrenado al año siguiente, es decir, exactamente una década antes de embarcarse Población en el proyecto de San Blas. La dirigida por Ana Mariscal es una de las películas de Cáceres en el cine, a pesar de estar rodada casi en su totalidad en Madrid. Pero, ¿y por qué Severiano Población?

Años atrás el destino había llevado a Severiano Población a la capital de España, donde fue acogido por otros dos cacereños allí instalados: Leocadio Mejías y Valentín Javier. El primero era un escritor vocacional que se transformará en periodista; el segundo, un fotógrafo que se convierte al Séptimo Arte, más aún cuando contrae matrimonio con la actriz Ana Mariscal, más tarde también directora de cine. Leocadio Mejías escribe una novela costumbrista, en cuya ficción recoge momentos verídicos acontecidos en su juventud a Severiano, y será Ana Mariscal quien lleve el relato a la gran pantalla en su opera prima, presentándolo como las memorias de un escritor que, en un café madrileño –a semejanza del célebre Café Gijón– rememora las aventuras de un singular personaje que recala en el local. Dentro de la voluntad neorrealista (si bien la película no puede calificarse como tal en sentido estricto), se decidió que fuera la persona real que inspiró parte del relato la misma que lo encarnara en la pantalla. De hecho, el propio Leocadio Mejías hace un cameo en el filme, escribiendo sobre Segundo López/Severiano Población. La fotografía, uno de los aspectos más logrados de la película, es de Valentín Javier. Qué duda cabe de que se trata de un filme cacereño, a pesar de que, salvo algunas instantáneas iniciales, no aparece la ciudad.


 Severiano Población, encarnando a Segundo López, y Leocadio Mejías, haciendo de sí mismo, en dos fotogramas del filme de Ana Mariscal. 

Con el estreno del filme, Población se convirtió en una especie de héroe local: tal era la capacidad evocadora del Séptimo Arte. Ello, unido a su prosperidad económica, su reconocimiento entre la burguesía cacereña y sus buenas relaciones con las autoridades civiles y, particularmente, las eclesiásticas (no en vano fue el constructor de la Casa de Ejercicios de la Montaña, sobre un proyecto del arquitecto municipal Ángel Pérez), le hizo concebir la idea de construir un cine. Sin embargo, su idea no tuvo una plasmación rápida, a pesar de que la envergadura de un cinematógrafo de verano resulta menor que la de las construcciones cubiertas. De hecho, en un principio el cine fue concebido con una platea menor que la que finalmente ocupó, la mitad exactamente, según consta en el proyecto de instalación eléctrica que en 1959, cuatro años antes de que el cine comenzase a funcionar, presentara el Perito Industrial Tomás Civantos Morales sobre plano arquitectónico, plano que pasaremos a describir en líneas posteriores. En otras palabras, se trataba más de una afición personal que de un negocio, según se verá corroborado en la apertura del cinematógrafo.

El 13 de junio de 1963, en una sesión doble –según era habitual en la época– se inauguraba el “Cine de San Blas”. Los dos primeros filmes proyectados fueron Segundo López, aventurero urbano y El día más feliz de mi vida, títulos fuertemente simbólicos para Severiano Población. El primero estaba protagonizado por él mismo. La segunda era una película austríaca dirigida por Max Neufeld en 1957 y clasificable en el subgénero “tirolés” o de “montaña alpina”, la cual versa sobre la peripecia vital de un niño procedente de una aldea cuya máxima ilusión es ingresar en la escuela de los Maestros Cantores de Viena. Y, como si de una metáfora de los deseos del propio Severiano se tratara, lo consigue. Así, también Población logra abrir su cine: incluso el título lo remarca de manera fuertemente ingenua, “El día más feliz de su vida”.


Carteles de los dos largometrajes proyectados en el “Cine de San Blas” el día de su inauguración.

Conservamos, gentilmente cedido por Fernando Civantos Rodríguez, el plano –inédito hasta hoy– sobre el que su padre, el Perito Industrial Tomás Civantos Morales(4), proyectó la instalación eléctrica del futuro “Cine de San Blas” ya en 1959. La memoria que acompaña a dicho plano refiere los siguientes datos: “Local situado en margen izquierda de la carretera de Cáceres a Torrejón el Rubio en su km.1, con fachada principal por la Calle Afueras de San Blas [actual calle Bailén]. El aforo actual es de 410 localidades, teniendo señalado [el plano] la zona de futura ampliación [hasta las 800 butacas que finalmente tuvo]. La situación de cabina, pantallas, accesos servicios y bar, están detallados en el plano, por lo que no precisan descripción. La distancia de proyección de cabina a pantalla es de 39.50 metros.”.

Según se puede observar, el cine se asienta sobre un paralelepípedo irregular, aunque rectilíneo, orientado hacia el sudeste. La fachada da a la actual Calle Bailén, con entrada a través de tres puertas de hoja única y, a la derecha de éstas, se sitúan la taquilla y dos ventanucos que actúan como ventilación de la zona de servicios. Éstos se disponen tras la pantalla, con acceso diferenciado en cada extremo de su lienzo para señora y caballero. Junto a la entrada de éstos últimos se encuentra la barra de un bar. Se trata de una fachada recta, acorde con el conjunto del cercado.

Plano del “Cine de San Blas”. © Fernando Civantos, del legado de Tomás Civantos. 

Plano del “Cine de San Blas”. Detalle. 

El “Cine de San Blas” fue el último cine cacereño de verano en nacer y el primero en desaparecer, tras un lustro exacto de proyecciones en los meses de julio y agosto: sus últimas proyecciones, de acuerdo con la hemeroteca, son de agosto de 1967. Al año siguiente desaparecería el Cine de la Plaza de Toros, quedando a principios de los años setenta únicamente el “Cine de Verano Capitol”, hasta que su terreno fue en parte edificado como zona residencial. Ya no habrá más cines de verano estables, a cargo de la iniciativa privada y con recursos arquitectónicos propios en la ciudad.

En lo que se refiere de forma concreta al “Cine de San Blas”, todo el lateral paralelo a la antigua carretera de Torrejón el Rubio ha sido edificado, con aceras dispuestas en un nivel superior al de la antigua platea y edificios de tres alturas que perviven a fecha de hoy. Gran parte del antiguo patio de butacas ha quedado convertido en almacén a cielo abierto para materiales de construcción. De hecho, su antigua portada, con vanos estrechos, fue ampliada para carga y descarga de camiones, y transformada por consiguiente en el portalón que hoy en día se conserva.

Vista de la parte posterior del patio de butacas del antiguo cine, convertido hoy en almacén. 

Vista de los accesos que tiene el antiguo cine de verano en la actualidad, en el lugar donde se encontraba la antigua fachada. 

La desaparición de un cinematógrafo de verano deja en la memoria una huella más caduca que la que podría dejar un edificio cubierto. En el caso del “Cine de San Blas”, a su carácter estacional, sus pocos años de funcionamiento y su menor envergadura arquitectónica, se añaden su condición de cine de barrio y su concepción como proyecto personal, ajeno en buena medida a las corrientes más modernas y comprometidas del arte fílmico. Aun así, su mera existencia constituye parte de la “memoria cinematográfica” de la ciudad de Cáceres: ojalá las presentes líneas puedan contribuir también a la preservación de su recuerdo.
-.-.-
Autora: Angélica García-Manso

Notas:
1 - En el trabajo de investigación Cines rurales de Extremadura: Arquitectura y etnología del ocio en Zorita [en prensa], galardonado con el Premio Publio Hurtado en su edición del año 2011.
2 - Como si de un “Cine de la Prensa” se tratara, en irónica alusión al homónimo cine madrileño de la Gran Vía.
3 - Al que Feducci bautizó con el mismo nombre que uno de los más logrados de sus edificios: el “Cine Capitol” de la Gran Vía madrileña.
4 - Tomás Civantos (1904-1975) es una de las personalidades más relevantes del Cáceres de mediados del siglo XX no sólo por el papel que desempeñó en la delegación de Obras Públicas de la Diputación Provincial y al frente de la Escuela de Maestría Industrial, sino también –y en lo que al ámbito del cine se refiere– por haber sido el responsable de la instalación eléctrica de gran parte de los cinematógrafos de la provincia de Cáceres y de la propia capital.

BIBLIOGRAFÍA
[Sobre arquitectura de cine en términos generales, no específica del barrio de San Blas ni del Séptimo Arte en la ciudad de Cáceres]
BALSALOBRE GARCÍA, J. M., Arquitectura de salones, pabellones cinematográficos y cines, Alicante (Universidad de Alicante) 2006.
BETANCOR PÉREZ, F., “Las Islas Canarias y sus cines olvidados: aproximación a la historia de la arquitectura cinematográfica a través de los proyectos que quedaron en el papel”, Morales Padrón, F. (ed.), XIII Coloquio de Historia Canario-Americana & VIII Congreso Internacional de Historia de América (AEA) 1998; pp. 3033-3054.
CABALLERO RODRÍGUEZ, J., Historia Gráfica del Cine en Mérida (1898-1998), Mérida (Editora Regional de Extremadura) 1999.
CABO, X. L., Cinematógrafos de Compostela 1900-1986, Santiago de Compostela (Xunta de Galiza) 1992.
CANDELA SAHUQUILLO, V. y CANDELA SAHUQUILLO, A., “Vicente Candela Rodríguez Arquitecto”, Revista Oeste (Revista de Arquitectura y Urbanismo del Colegio Oficial de Arquitectos de Extremadura) 11-12, 1994; pp. 113-128.
CEBOLLADA, P. y SANTA EULALIA, M. G., Madrid y el Cine. Panorama filmográfico de cien años de historia, Madrid (Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid) 2000.
CENTENO ALBA, J. C., Los teatros y cines de Vitoria: arquitectura para el espectáculo, Vitoria-Gasteiz (Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz) 1999.
FERNÁNDEZ GUTIÉRREZ, M. F., Arquitectura y cine en el Concejo de Mieres, Oviedo (Real Instituto de Estudios Asturianos) 2000.
GONZALVO VALLESPÍ, A., La memoria cinematográfica del espectador: panorámica sobre los cines en Teruel, Teruel (Seminario de Arqueología y Etnología Turolense) 1996.
HURTADO URRUTIA, M., “De nuestra memoria cultural: Ángel Pérez, Arquitecto (1897-1977)”, Revista científica, literaria y artística del Ateneo de Cáceres, 10 (septiembre de 2010), pp. 45-48.
LOZANO BARTOLOZZI, M. M., “El cinematógrafo en Cáceres. De la barraca de cine a los multicines”, PARRADO DEL OLMO, J. M. y GUTIÉRREZ BAÑOS, F. (coords.), Estudios de Historia del Arte: Homenaje al Profesor de la Plaza Santiago, Valladolid (Secretariado de Publicaciones e Intercambio Editorial de la Universidad de Valladolid) 2009.
MARTÍNEZ HERRANZ, A., Los cines en Zaragoza, Zaragoza (Ayuntamiento de Zaragoza) 1997.
PÉREZ ROJAS, F. J., “Los cines madrileños: del barracón al rascacielos”, El cinematógrafo en Madrid, 1896-1960, Madrid (Ayuntamiento de Madrid, Consejería de Cultura de la Comunidad de Madrid) 1986; pp. 69-124.
RUÍZ RODRÍGUEZ, A., El templo oscuro: La arquitectura del cine, Tenerife 1897-1992, Santa Cruz de Tenerife (Gobierno de Canarias) 1993.
SÁNCHEZ GARCÍA, J. A., “Tradición y modernidad en la arquitectura del espectáculo. Los teatros-cine en Galicia”, Espacio, tiempo y forma 7, 1994; pp. 419-435.

martes, 16 de abril de 2013

El artista madrileño José Algueró Raga

José Algueró Raga nace en Madrid el 28 de septiembre de 1914 y fallece en la misma ciudad el 26 de septiembre del 2000, dos días antes de cumplir los 86 años.

José Algueró Raga

Realizó sus estudios en el colegio de los Jesuitas en Madrid, luego en la Academia de Bellas Artes y ya colaboraba en la industria que creó su abuelo Rafael Algueró Piñana y que continuaba con su padre Pedro Algueró Nicoli (Algueró e Hijo industrias artísticas).


La guerra cambió totalmente sus planes tanto por su incorporación a filas como por la ejecución de su Padre en Paracuellos del Jarama.

Acabada la guerra reabrió la empresa, pero las cosas ya no volvieron a ser iguales. Ante esta situación y la muerte de su abuelo decidió incorporarse al incipiente mundo del cine sin abandonar sus trabajos como escultor y como pintor (fundamentalmente acuarelista que era lo que a él más le gustaba).

El 26 de febrero de 1947 la Subsecretaría de Educación Popular dictó una Orden por la cual se creaba el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas, la Escuela de Cine. Empezó a funcionar en julio de 1947 y entre las especialidades que se podían cursar estaba la de Escenotecnia que la integraban: escenografía, decoración, vestuario, moblaje y maquetas.

Carnet de decorador-jefe en cine

La Junta de Clasificación de Técnicos de Cinematografía que surgió en 1949 en el seno del Sindicato Nacional del Espectáculo, comenzó a expedir el carnet profesional y a llevar un censo de todos los técnicos del cine.

Después de suspender el ingreso en el I.I.E.C. (Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas), para obtener el carnet de decorador-jefe, había que realizar dos películas como aprendiz, seis como dibujante y seis como ayudante, en total catorce películas.
Empezó en la decoración en el cine como ayudante con Luis Pérez Espinosa, Juan Antonio Simont y Gil Parrondo, decoradores cinematográficos de gran prestigio en aquellos momentos. A partir de ahí, conforme se incrementaba su participación en la dirección artística de películas, disminuían sus trabajos escultóricos hasta el punto de cerrar la, en esos momentos, muy disminuida industria que creó su abuelo.


La pintura nunca la abandonó y la compaginaba fácilmente con el cine. Son innumerables sus trabajos escultóricos (imágenes, retablos, altares, monumentos, etc.) repartidos por toda España. Como Acuarelista, ha expuesto su obra en Segovia, Santander y Madrid. Hay en Madrid un monumento de D. Cecilio Rodríguez importante jardinero mayor de la ciudad, en Monzón (Huesca) un Sagrado Corazón de grandes proporciones que esta enclavado en una pequeña montaña, una Inmaculada enorme situada encima de la cúpula de la Iglesia de la Concepción en la calle de Goya de Madrid y varios panteones funerarios en el cementerio de la Almudena de Madrid.


Su labor como decorador-jefe en el cine
José Algueró, fue el descubridor de los paisajes almerienses para el cine nacional e internacional, ya en 1956 intervino en la producción francesa, Ojo por ojo (Oeil pour oeil) de André Cayatte.

Localización de unas dunas en Almería para la película Lawrence de Arabia

Los decorados los diseñaba José Algueró junto a su equipo. La construcción la realizaba un constructor con su equipo, contratado por el productor, bajo la dirección del decorador y el presupuesto lo hacían decorador y constructor conjuntamente. Todo esto tanto para decorados en estudio como para decorados en exterior.

José Algueró supervisando unos decorados suyos, para una película del Oeste en Almería

En el caso de interiores naturales (casas, palacios, iglesias, museos, etc. preexistentes) la localización también era competencia del decorador, así como su ambientación y adecuación para las necesidades de la película.

El mobiliario, atrezo, etc. lo escogía el decorador en empresas existentes al efecto (entre otras, se encontraban las firmas madrileñas, Mateos y Mengibar).

Normalmente el decorador tenía en los estudios cinematográficos una oficina/estudio donde desarrollaban su trabajo y además tenía en su casa una sala grande que era su estudio donde trabajaba tanto estos temas como sus oleos, acuarelas y dibujos.

Título de crédito de la película, El regreso de los siete magníficos, 1967 de Burt Kennedy

Filmografía seleccionada:
1957- La noche y el alba, José Mª Forqué
1956- Ojo por ojo, André Cayatte
1960- 091, policía al habla, José Mª Forqué
1962- Lawrence de Arabia, David Lean
1963- Cleopatra, Joseph L. Mankiewicz
1967- El regreso de los siete magníficos, Burt Kennedy
1968- ¡Villa cabalga!, Buzz Kulik
1971- Ana Coulder, Burt Kennedy
1976- La menor, Pedro Masó
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Autor: Ángel Caldito

Mi agradecimiento a D. Rafael Algueró, por la información y documentación aportada para el artículo.

En este artículo han colaborado: Ricardo Márquez  y José Manuel Seseña.

martes, 19 de febrero de 2013

Francisco Prósper y los efectos especiales cinematográficos españoles



 
Francisco Prósper Zaragoza nace en La Alquería de la Cisterna de la Mislata (Valencia) el día 16 de octubre de 1920. Aficionado a la pintura, música y a la artesanía, estudió Bellas Artes en San Carlos, al acabar, ingresa en el taller del artista fallero Regino Mas, donde aprende el modelado, pintura y la técnica artesanal. En 1946 se traslada a Madrid, donde entra a trabajar a las órdenes del afamado decorador Francisco Canet en los Estudios CEA durante dos años, pasando luego a los Estudios Sevilla Films, donde realizó este mismo cometido. En estos estudios participó en las producciones de CIFESA (La leona de Castilla, Agustina de Aragón y Alba de América, entre otras).

Fotograma de la película “Alba de América”

En 1953 el director británico Lawrence Olivier rueda en España Ricardo III y Francisco Prósper participa en el rodaje, comenzando a partir de ese momento su colaboración en casi todas las películas inglesas o americanas que se ruedan en España. A principios de los años cincuenta  crea su propia empresa dedicada a la construcción de decorados, y que ha sido la responsable de la ambientación de más de un centenar de películas españolas y norteamericanas rodadas en España. Trabajó para películas como: El Cid (Anthony Mann, 1961), Lawrence de Arabia (David Lean, 1962), 55 días en Pekín (Nicholas Ray, 1963), La batalla de las Ardenas (Ken Annakin, 1965), Viajes con mi tía (George Cukor, 1972), Los tres mosqueteros (Richard Lester, 1976) y otras.

Francisco Prósper se ha especializado en maquetas, trucajes cinematográficos y efectos especiales. Adquirió destreza en trucajes, en su estrecha colaboración con dos genios como, Eugene Lourié y Ray Harryhausen para realizar las películas  “Los viajes de Gulliver”, “La isla misteriosa” y otras.

De izq. a dcha. Ray Harryhausen, Gil Parrondo y Francisco Prósper retocando una maqueta durante el rodaje de “Los viajes de Gulliver” (1960, Jack Sher). Foto extraída del libro Decorados, Gil Parrondo

En 1957 se matricula en el IIEC (Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas), donde se diplomó como director en 1960 con la práctica “El señorito Ramírez”. Debuta como director en 1963 con la comedia costumbrista “Confidencias de un marido” y acabaría su periplo como realizador, con la producción de 1968 “Un día es un día”. Abandona la realización por imposibilidad de compatibilizar esta tarea con la construcción de los numerosos decorados que le requería más atención. Años después de diplomarse en la EOC (Escuela Oficial de Cinematografía), volvería  para impartir enseñanza a los alumnos sobre escenografía, trucos y efectos especiales. Ha realizado entre otros los efectos especiales de “Viaje al centro de la tierra”, labor que le valió un premio internacional. En 1978, antes de que saliera la superproducción norteamericana “Superman”, el director Juan Piquer en colaboración con Francisco Prósper, realizaron la película “Supersonic Man” con un trucaje más innovador, pero tardaron en estrenarla y se les adelantaron los americanos.

Fotograma de la película “Supersonic Man”

Acabada su faceta de cineasta, se retiraría a Ibiza, lugar donde fallecería en el 2003.

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Autor: Ángel Caldito

Fuentes: Directores Artísticos del cine español, autor Jorge Gorostiza

En este blog colaboran: José Manuel Seseña y Ricardo Márquez

sábado, 19 de enero de 2013

El cine Brocense


Colaboración con Francisco Rivero, Cronista Oficial de Brozas (Cáceres) para la revista cultural Aldehuela.                        

El cine Brocense

Oficialmente era el Cine Brocense, pero todos los chiquillos lo conocíamos como el cine de Porro, por el apodo que llevaba su dueño, el señor Antonio Sánchez, dueño de una fonda en la Plaza Nueva (por cierto muy buen amigo de mi padre, José Rivero Leno). Don Antonio también era propietario de una enorme superficie de terreno en la acera de frente donde vivían sus hijos Eugenia y Vicente; detrás de esas viviendas se hallaba el cine.

Me cuenta Pilar Sánchez,  hija pequeña de don Antonio que el primer operador que tuvieron fue Antonio Lopo, que hacia funcionar una vieja máquina reproductora comprada de segunda mano en Navalmoral de la Mata, después de que dejara de funcionar allí un cine. Esta máquina trabajaba con carboncillos que se encendían y producían una luz muy fuerte con la que se podía ver la película. La segunda máquina, más moderna, se la compraron a José Luis Panadero, de Cáceres. También sabían manejar la máquina sus hermanos Vicente y Modesto tras realizar el pertinente cursillo en Industria.

Había una taquillera, Emilia Carrero, una prima del Teniente de la Guardia Civil, José Carrero, casado con Eugenia Sánchez Garlito, la hija mayor de don Antonio Sánchez. Emilia se vino de taquillera a Brozas,  y luego su familia puso un cine en Piedras Albas y ella se hizo cargo de aquel cine. Después vino Tano, el padre de Miranda el zapatero; una tercera persona de Brozas y por fin Miguel Rey, un malagueño  -de Vélez Málaga- que vendía cerámica y otros objetos por una cuota semanal. Con el tiempo puso una tienda de electrodomésticos al final de la calla de Santa María; Su hermano Manolo aún vive entre nosotros. Los carteleros eran Meño Retamera y los hijos de Ezequiela, que las colocaban en las Cuatro Esquinas.  En cierta ocasión, al ser una película de mucho éxito, se llegó a anunciar en el suelo de las calles principales del pueblo.

Los contratos de las películas se hacían directamente con el distribuidor: Paramount Picture, Suevia Films, Cesáreo González. Los contratos se hacían a medias con los Cachucha, los del Cine López, para conseguir que las películas salieran más baratas. Había que adquirir un lote grande en la que entraba un filme de gran éxito que se reservaba para los días grandes de ferias o de toros.  Pilar recuerda películas como la del oeste “Marcado al fuego”, con Alan Ladd y dirigida por Rudolph Maté; “Raíces profundas”, también con Alan Ladd  y “Derecho de nacer” (1951), entre otras.

Quizá la película de mayor éxito fue “El Zorro” que se tuvo que programar 5 ó 6 veces, pues el público no dejaba de acudir a ella, y otra mejicana cuyo título no recuerda.

Una anécdota de la conocida casa cinematográfica y la Paramount Pictures relacionada con Brozas. Cuando se casó la hija de la diseñadora venezolana Corolina Herrera, residente en Nueva York con el torero “El Litri”, en la cercana finca de Aliseda, la mamá de la novia contrató el hotel “Convento de la Luz” para sus invitados, siendo uno de ellos el entonces presidente de la compañía estadounidense productora y distribuidora de cine, con sede en Hollywood.

Los rollos de las películas llegaban en unos saco que traía a Brozas un señor de Arroyo, apellidado Holgado Con el tiempo, fue el servicio público de correos el que hacía la distribución. Había que proyectar la película y después rebobinarla, para que estuviera lista cuando llegara al cine en otro pueblo.


El cine de Porro conserva aun la taquilla, ya cegada, en la fachada de su hijo Vicente. La entrada estaba en la misma acera un poco más arriba. Para entrar al cine de verano había que recorrer unos cuantos metros y así aposentarse en las sillas plegables o en el gallinero que eran unas escalinatas pegadas sobre la pared del fondo. A veces cuando uno no tenía dinero se iba a unos huertos que estaban detrás y desde lejos, en el silencio de la noche uno podía ir al cine… sin pagar, como lo hacían algunos señores que se juntaban con el señor Antonio Sánchez Porro, para que el dueño les invitara a ver la película de turno

Los recuerdos de su nieta Mercedes Carrero Sánchez

Una de las nietas de don Antonio Sánchez, Mercedes Carrero Sánchez, me cuenta que contratar la lista para conseguir la cabecera de cartel había que hacerse con  una larga lista de películas. Muchos filmes caros funcionaban muy mal. Recuerda títulos como “Camelot”, con Richard Harris y Vanessa Redgrave, o “Un pez con gafas”, de las primeras pelis en las que se combinaban dibujos animados. Por el contrario,  estaban las pelis de Pelimex, o sea las mejicanadas, con los mariachis cantando para arriba y para abajo y  arrasaban. También tenían mucho éxito las de toros, las folklóricas y las del oeste, entre otras.

Lo que sí se puede decir que por el Cine “Brocense” pasaron todas las películas de la época, desde “Ciudadano Kane” y “Casablanca”, al neorrealismo italiano o las superproducciones de Hollywood, incluso las nacionales, como las de Joselito.

Todos los años había una película para las obras de la iglesia de los Mártires. Unas veces era Marianela; otras, el niño de las monjas, había también de toros – que eran las más gustaban a los parroquianos, entre ellas “El Litri y su sombra”. A mí me parecían más aburridas que una lechuga, cuenta Mercedes Carrero

En cuanto a los carteleros recuerda que había un tal Porrina, -Eugenio o algo así- que es más de mi generación, y algún Lobato de la época. También estaba, el señor Tomás el "Manquino", que trabajaba en el Juzgado, y que realizaba labores de portero o de taquillero; sus hijos eran también carteleros.

Recuerda a su padre dibujando la cartelería, pues tenía mucha destreza artística y además escribía sin faltas de ortografía, luego lo hacía su hermana Marisa que heredó la maestría.

“Por lo que respecta a los que no pagaban -rememora Mercedes- era la mayoría, entre los cuarteleros y cuarteleras, que tenían entrada franca, la familia y la familia de la familia, los que se colaban por mi casa porque eran amistades nuestras, aquello era Jauja... en fin que gracias a los cines de Brozas, nos criamos un poco más felices, un poco más libres y adquirimos un poco más de sabiduría”.


Autores: Francisco Rivero y Ángel Caldito